Sick child o' mine

Luego de un rato de meditar sobre eso, deje de sentir pena para dejar lugar a la ira. Pero no contra el mundo, la vida, el destino o algún dios todopoderoso demasiado holgazán y sádico para salvar al niño sino contra el niño mismo. ¿Qué clase de ser es este? Camina por ahí con un aire de grandeza rogando lastima y provocando obvias y estupidas lagrimas en los espectadores de su show que en lugar de sentirse mal por ellos mismos ante la realidad de que se encuentran en un hospital por cualquiera que sea la razón, piensan cuan afortunados son de estar mas sanos que ese desdichado niño. Que me disculpen pero en ese caso deberían deprimirse cuando ven las olimpiadas pensando en que desafortunados son de no estar así de sanos.
¿Acaso no lo hacen? ¿Acaso no ven a la gente en mejor posición que ellos y los envidian e imitan? Al menos son coherentes… más de lo que pensaba por lo menos.
5 comentarios:
Uy...iba a opinar hasta que hablaste de coherencia...eso ya no es mi campo.
Después te averiguo como se llama el palo porta suero. Si me acuerdo, lo cual es poco probable. Si todavía te interesa...lo cual calculo que es aún menos probable.
Saludos.
Q
no te preocupes de preguntar, ya lo hice y no me acuerdo de la respuesta pero aseguro q no es interesante tampoco.
Andando de visitas... llegué a esta puerta: "Locura a gritos, cordura silenciosa", y sin dudarlo, y sin pedir permiso entre.
Luego de varios minutos, horas, días... ¿a quien le importa la cronología dle tiempo?, decidi dejar las huellas de mi paso de este modo.
Decirte, dueño de casa, que me han gustado mucho tus escritos, y que seguiré por lo tanto visitandote...
Saludos
Bárbara
Mmmno. Supongo que no. El ego del enfermo es tan intenso que provoca cierta tortícolis en la mirada y lo que queda por decir es sólo lo que a él respecta en el camino que le queda.
Me gustó tu blog. Interesante propuesta.
la verdad es q odio a ese niño con suero... y la verdad es q no tenemos nada q envidiar a los de las olimpiadas... despues de todo quien quiere tener tantos musculos y perder la sensibilidad del tacto
(soy un flan)
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