9/3/08

Sick child o' mine

Era un pequeño niño muy triste caminando por los pasillos del hospital tirando de un palo de metal que sostenía una bolsa de suero. Desconozco el nombre técnico pero asumo que entienden a que me refiero. Mientras yo meditaba sobre cual seria el nombre del artefacto –que luego olvide preguntar a mi doctor como se llamaba- ese mini ser humano se deslizaba de una manera tan perturbadoramente solemne que se me puso la piel de gallina. ¿Cómo podía ser que un niño de no más de 7 años tuviera que caminar por un hospital cargando con un palo con una bolsa de suero conectada a su brazo? ¿Qué extraña enfermedad seria la que lo asolaba y le impedía estar corriendo por ahí? Tan triste… y a la vez, tan kitsch. Es la verdad, pues no se puede negar que esa imagen resulta fatalmente sentimentaloide.
Luego de un rato de meditar sobre eso, deje de sentir pena para dejar lugar a la ira. Pero no contra el mundo, la vida, el destino o algún dios todopoderoso demasiado holgazán y sádico para salvar al niño sino contra el niño mismo. ¿Qué clase de ser es este? Camina por ahí con un aire de grandeza rogando lastima y provocando obvias y estupidas lagrimas en los espectadores de su show que en lugar de sentirse mal por ellos mismos ante la realidad de que se encuentran en un hospital por cualquiera que sea la razón, piensan cuan afortunados son de estar mas sanos que ese desdichado niño. Que me disculpen pero en ese caso deberían deprimirse cuando ven las olimpiadas pensando en que desafortunados son de no estar así de sanos.
¿Acaso no lo hacen? ¿Acaso no ven a la gente en mejor posición que ellos y los envidian e imitan? Al menos son coherentes… más de lo que pensaba por lo menos.