9/3/08

Sick child o' mine

Era un pequeño niño muy triste caminando por los pasillos del hospital tirando de un palo de metal que sostenía una bolsa de suero. Desconozco el nombre técnico pero asumo que entienden a que me refiero. Mientras yo meditaba sobre cual seria el nombre del artefacto –que luego olvide preguntar a mi doctor como se llamaba- ese mini ser humano se deslizaba de una manera tan perturbadoramente solemne que se me puso la piel de gallina. ¿Cómo podía ser que un niño de no más de 7 años tuviera que caminar por un hospital cargando con un palo con una bolsa de suero conectada a su brazo? ¿Qué extraña enfermedad seria la que lo asolaba y le impedía estar corriendo por ahí? Tan triste… y a la vez, tan kitsch. Es la verdad, pues no se puede negar que esa imagen resulta fatalmente sentimentaloide.
Luego de un rato de meditar sobre eso, deje de sentir pena para dejar lugar a la ira. Pero no contra el mundo, la vida, el destino o algún dios todopoderoso demasiado holgazán y sádico para salvar al niño sino contra el niño mismo. ¿Qué clase de ser es este? Camina por ahí con un aire de grandeza rogando lastima y provocando obvias y estupidas lagrimas en los espectadores de su show que en lugar de sentirse mal por ellos mismos ante la realidad de que se encuentran en un hospital por cualquiera que sea la razón, piensan cuan afortunados son de estar mas sanos que ese desdichado niño. Que me disculpen pero en ese caso deberían deprimirse cuando ven las olimpiadas pensando en que desafortunados son de no estar así de sanos.
¿Acaso no lo hacen? ¿Acaso no ven a la gente en mejor posición que ellos y los envidian e imitan? Al menos son coherentes… más de lo que pensaba por lo menos.

18/2/08

Shot




Un ruido metálico en la oscuridad lo arrancó del sueño. Probablemente había sido la calefacción pero, por un momento, creyó que era el sonido de un arma siendo cargada. De haber sido así alguien le estaría apuntando en ese momento con el dedo en el gatillo, atento ante cualquier señal de reacción. Seguramente le apuntaba a la espalda pues dormía en posición fetal con el rostro hacia la pared. Tranquilamente podría matarlo y nadie lo notaria. Sentiría el plomo atravesar su pulmón y, con algo de suerte, pasar al otro lado e incrustarse a la pared. Tal vez tendría suficiente tiempo de vida para palpar la sangre que correría por el orificio de salida.
¿Qué clase de morboso dispararía una sola vez para permitirle darse cuenta? Pues era, a su parecer, mucho más amable disparar a la cabeza mientras dormía. ¿Cómo procedería su verdugo imaginario? No tenia como saberlo, por lo que sin mas, se dedico a dormir.
A medida que se alejaba de la vigilia el asesino volvía a respirar libremente. Por una cuestión de costumbre solía cargar el arma frente a sus victimas, aun cuando esto pudiera complicar las cosas. Pero creía honorable darles la oportunidad de defenderse. Levanto el brazo y apunto su 9mm hacia el hombre que yacía en la cama. Mientras tanto se preguntaba porque lo habían mandado a fusilar. Su duda duró una décima de segundo, el tiempo necesario para dirigir el cañón hacia el lugar del que provenía la respiración. Disparó y un relámpago ilumino el cuarto, lo suficiente para ver el agujero que la bala dejó en la nuca del sujeto. Con algo de suerte no lo habría sentido.